jueves, 8 de diciembre de 2011

Lo Confieso

Hace unas semanas hice algo tremendo. Algo que se que está muy mal, pero lo hice igual. No fue mi culpa, yo solo estaba ahí y pase a ser uno más del montón. Aunque, reconozco, no tuve el coraje para enfrentar a la mayoría e impedirlo. Ahora no me queda otra alternativa que admitirlo. Ayer, yo fui a un boliche.


Con unos amigos fuimos a ver a una banda y, a la salida, se empezó a discutir el destino del conjunto. Se impuso uno, quien dijo "Vamos a casa" y los demás lo seguimos. Uno de nosotros intento vanamente oponerse y sugirió un bar, pero le respondieron que el Living es un bar. Todos sabíamos que era mentira, pero nadie levantó la voz.


En la puerta del boliche, nos dijeron que la entrada costaba $35 pero incluía una consumición. Éramos varios los que no queríamos entrar. No sé si $35 por una entrada es poco o mucho, pero sí sé que $35 por pasarla mal es muchísimo. Nos seguíamos mintiendo entre nosotros, nos tratábamos de convencer que $35 era barato y la frase "pero incluye consumición" se repetía constantemente al punto de parecer que había eco en ese lugar.


Entramos y todas las dudas sobre si era boliche o bar se disiparon. Eso, inequívocamente, era boliche. Fuimos a la barra para canjear nuestra entrada por la cerveza correspondiente. El trueque está más vivo que nunca. Que honor para los Fenicios, si todavía vivieran. La gente con la que yo estaba parecía estar pasándola bien. Se acercaban unos a los otros y se hablaban al oído para después reírse. O mirar juntos hacia algún sector y sonreír cómplices.


La paso muy mal en esos lugares. No entiendo que hay que hacer, con quien hay que estar, donde hay que estar. Sé que hay que tener un vaso en la mano, no se puede caminar por el boliche sin estar tomando nada. También es fundamental probar los tragos de otros. No entiendo bien porque es eso, yo jamás pincharía un raviol de otro plato. Pero acá vienen con el vaso y te dan. Y te obligan a tomar. Vos preguntas que es y te responden "dale, probalo" y lo tenes que probar. Después de probarlo, te sonríen y te dicen "¿viste? Esta buenísimo" como si tuviera algún merito poder elegir un trago. Son como halagos raros. Según Seinfeld, decimos cosas como "que linda corbata" porque es mucho más fácil halagar ropa que a un ser humano. Por ahí con los tragos es lo mismo.


En fin, ya estaba ahí adentro, no puedo hablar más que monosílabos por la música y la paso mal por la cantidad de humo que hay. Mientras estaba ahí observaba a la fauna autóctona. Cerca de la barra había un pelado, de esos que se afeitan toda la cabeza para que no se note el nivel de su peladez. Es una solución medio rara, de esos casos donde la moda supera ampliamente al sentido común. Afeitarte toda la cabeza porque se te cae el pelo en un sector para que los demás no noten que sos pelado es todavía peor que los que se están quedando pelados y se hacen la raya un centímetro arriba de la oreja y tiran todo el pelo para el otro lado.
El pelado me causaba cierta lastima. El tipo no llegaba a los 30 años y ya era totalmente pelado. Con el promedio de vida actual, esta persona va a pasar más de un 60% de su vida pelado. Pobre tipo. Cuestión, el pelado se acercó con su amigo a chamuyar a dos chicas. Yo lo veía y la lastima se transformo en una mezcla de vergüenza ajena y alivio. Por un lado, que vergüenza que es ver a un tipo intentar chamuyar. Y, por otro, que suerte que yo no tengo que hacerlo más. Nunca supe hacerlo bien y se cuentan con una mano las veces que gane en un boliche. Ojala que no me dejen nunca, porque antes que volver ahí, prefiero poner un banner de Viagra con mi cara en mi blog.
Me fui temprano porque ya no daba para más y reafirmé mi teoría, no hay forma de pasarla bien en un boliche.
Saludos.

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