miércoles, 10 de agosto de 2011

Palabras.

Uff... palabras. Que jodidas que son las palabras no?
Muchos dicen que a las palabras se las lleva el viento; que necesitan de algo más que tan solo palabras. Que necesitan acciones, "pruebas" para poder asi convecerlos de que lo que estamos diciendo es cierto.
Muchos otros a veces necesitan de esas palabras de apoyo, de cariño, de contención para poder seguir adelante. Para convencerse de que tienen las cualidades para hacerlo.
Muchas veces necesitamos que nos digan las cosas tal cual son para poder asi quitarnos la venda de los ojos y ver todo con más "claridad", cuando en realidad lo único que logramos fue asimilar lo que hacia tiempo ya sabiamos; la verdad expresada en palabras no enoja, sólo lastima.
A veces es preferible callar a decir. Muchas palabras nunca indican sabiduría.
Henri Poicaré dijo alguna vez: "Una palabra bien elegida puede economizar no sólo cien palabras sino cien pensamientos".
Una palabra hiere más profundamente que una espada.

A lo que voy es que uno puede hablar y hablar y bla, bla, bla y no siempre puede estar diciendo algo; a veces es preferible tardarse unos segundos en decir las cosas y asegurarse de que lo se está diciendo no puede herir a nadie. Medir las palabras no es necesariamente endulzar su expresión sino haber previsto y aceptado las consecuencias de ellas, aunque una palabra a tiempo vale mucho más que cien a destiempo.
Si sienten algo, si realmente lo sienten y necesitan sacarlo, haganlo, porque las palabras honestas nos dan un claro indicio de la honestidad del que las pronuncia.
Hay que decir lo que sentimos, sentir lo que decimos, concordar las palabras con la mente y callar si lo consideramos necesario, pero recuerden que a veces la vida no nos da segundas oportunidades...

"A buen entendedor, pocas palabras".
Saludos.

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